viernes, 29 de abril de 2011

Pensamiento Espiritual de Juan Pablo II

 Jesucristo


El cristianismo, antes que una doctrina, es un acontecimiento, o más bien, una Persona: es Jesús de Nazaret. Es Él el corazón de la fe cristiana.

Juan Pablo II                                                 

Jesús es el amigo que nunca os abandona; Jesús os conoce uno por uno, personalmente; sabe vuestro nombre, os sigue, os acompaña, camina con vosotros cada día; participa de vuestras alegrías y os consuela en los momentos de dolor y de tristeza. Jesús es el amigo del que ya no se puede prescindir cuando se le ha encontrado y se ha comprendido que nos ama y quiere nuestro amor.

¡Aprended a conocer a Cristo y dejaos conocer por Él! Él conoce a cada uno de vosotros de modo especial.

Cristo es la respuesta adecuada y verdadera a los interrogantes y a las aspiraciones más profundas del corazón del hombre (...). Cristo da al hombre mucho más de lo que el hombre puede esperar y desear. Sólo Él nos revela el verdadero rostro de Dios y del hombre.

¿Quién es Cristo? Cristo es quien sabe dar la respuesta a todos nuestros porqués. Comprenderéis que mil dificultades no tienen la fuerza de engendrar una duda.

Cada uno se encuentra con Cristo y con su mensaje liberador de una forma absolutamente personal. Yo os animo a ir hacia Él. Dejad que Él os hable. Entrad en diálogo con Él.

Con Él podéis hablar, hacerle confidencias; podéis dirigiros a Él con afecto y confianza. ¡Jesús murió incluso en una cruz por nuestro amor! ¡Haced un pacto de amistad con Jesús y no lo rompáis jamás!

Jesús es el amigo que no traiciona, que os ama y quiere vuestro amor.

Poned vuestra vida en manos de Jesús. Él os aceptará, os bendecirá, y hará un uso tal de vuestra existencia que superará vuestras mayores expectativas. En otras palabras: al igual que los
panes y los peces, abandonaos en las poderosas y alentadoras manos de Dios, y os sentiréis transformados en plenitud de vida. «Descarga tu peso sobre el Señor, y él te sostendrá.»

Cristo os espera; a Él podéis abrir el corazón y asiros a Él con oración sincera y fe indestructible. En esos momentos largos y terribles, Él es vuestra esperanza, es todo, es la solución de vuestras dudas.

Confiad en Cristo. Abridle vuestro corazón. Abrid vuestro corazón de par en par a Cristo. No tengáis miedo. Sed generosos. Quien da poco cosechará poco. El que da con generosidad recogerá una cosecha abundante. Podéis contar con la gracia de Dios.

Vale la pena seguir a Cristo. Él es el único que no defrauda. A cada uno de vosotros Jesús os dirige una palabra que tenéis que meditar en el corazón, para ponerla luego en práctica. Él os llama y os envía. Respondedle con entusiasmo y decisión.

¡No lo olvidéis jamás! Jesús quiere ser nuestro amigo más íntimo, nuestro compañero de camino.

El conocimiento de Jesús es el que rompe la soledad, supera las tristezas y las incertidumbres, da el significado auténtico a la vida, frena las pasiones, sublima los ideales, expande las energías en la caridad, ilumina en las opciones decisivas. Así se lee en la Imitación a Cristo: «Cuando está presente Jesús, todo es bueno y nada parece difícil; cuando Jesús está ausente, todo resulta gravoso. Cuando Jesús no habla interiormente, el consuelo no vale nada; en cambio, si Jesús dice una palabra tan sólo, se siente un gran consuelo... ¿Qué puede darte el mundo sin Jesús? Estar sin Jesús es un infierno insoportable, y estar con
Jesús es un dulce paraíso. Si Jesús está contigo no hay enemigo alguno que te pueda hacer daño.»

¿Quién es para mí Jesucristo? ¿Quién es realmente para mis pensamientos, para mi corazón, para mi actuación? ¿Cómo conozco yo, que soy cristiano y creo en Él, y cómo trato de conocer al que confieso? ¿Hablo de Él a los otros? ¿Doy testimonio de Él, al menos ante los que están más cercanos a mí: en la casa paterna, en el ambiente de trabajo, de la universidad o de la escuela, en toda mi vida y en mi conducta?

Con frecuencia el hombre actual no sabe lo que lleva dentro, en lo profundo de su ánimo, de su corazón. Muchas veces se siente invadido por la duda que se transforma en desesperación. Permitid, pues —os lo ruego, os lo imploro con humildad y con confianza— permitid que Cristo hable al hombre. ¡Sólo Él tiene palabras de vida, sí, de vida eterna!

¡Escuchad la voz de Cristo! En vuestra vida está pasando Cristo y os dice: «Seguidme.» No os cerréis a su amor. No paséis de largo. Acoged su palabra. Cada uno ha recibido de Él una llamada. Él conoce el nombre de cada uno. Dejaos guiar por Cristo en la búsqueda de lo que os puede ayudar a realizaros plenamente. Abrid las puertas de vuestro corazón y de vuestra existencia a Jesús.

Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos y los políticos, los extensos campos de la cultura, de la civilización y del desarrollo. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». ¡Sólo Él lo conoce!

Recordad siempre que Cristo es el Hombre nuevo: sólo a imitación suya pueden surgir los hombres nuevos. Él es la piedra fundamental para construir un mundo nuevo. Solamente en Él encontraremos la verdad total sobre el hombre, que le hará libre interna y externamente en una comunidad libre.

Cristo es vuestro verdadero amigo. No encontraréis un compañero de camino más fiel. No permitáis, por ello, que vuestra respuesta a Él sea mezquina. ¡No le alarguéis sólo vuestro dedo meñique! ¡Abridle ampliamente las puertas de vuestra amistad! Las cosas grandes no se pagan con moneda pequeña. ¡Entregadle vuestro corazón, vuestro entendimiento, vuestras manos! Y si os llama personalmente a su más inmediato seguimiento, no le neguéis vuestra compañía.
¡Con Cristo no hay pérdidas! Él os da tan abundantemente que podéis enriquecer a otros aun y con Él transformar el mundo.

Los amigos siempre tienen algo que contarse; ello les apremia continuamente al diálogo. Lo mismo vale para la amistad con Cristo. En la oración buscamos el diálogo con Él. A Cristo le podemos decir todo lo que nos preocupa; le podemos pedir todo lo que necesitamos. En la oración se mantiene viva nuestra amistad con Cristo.
Jesús es nuestro camino. Nos acompaña, como lo hizo con los discípulos de Emaús. Nos muestra el sentido de nuestro caminar. Nos reconduce cuando erramos el camino. Nos levanta cuando nos caemos. Nos espera al final del camino, cuando llegue el momento del reposo y del gozo.


Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén

 

miércoles, 27 de abril de 2011

SANTO DE LA VIRGEN DE MONTSERRAT



"Rosa de abril, morena de la sierra..."

La Virgen de Montserrat fue declarada santa patrona de Cataluña por el papa León XIII.

El culto de la Virgen de Montserrat se remonta más allá de la invasión de España por los árabes. La imagen, ocultada entonces, fue descubierta en el siglo IX. Para darle culto, se edificó una capilla a la que el rey Wifredo el Velloso agregó más tarde un monasterio benedictino.

Los milagros atribuidos a la Virgen de Montserrat fueron cada vez más numerosos y los peregrinos que iban hacia Santiago de Compostela los divulgaron. Así, por ejemplo, en Italia se han contado más de ciento cincuenta iglesias o capillas dedicadas a la Virgen de Montserrat, bajo cuya advocación se erigieron algunas de las primeras iglesias de México, Chile y Perú, y con el nombre de Montserrat han sido bautizados monasterios, pueblos, montes e islas en América.


Descubrimiento

No se conoce el origen de la estatua. Cuenta la leyenda que unos pastores estaban pastando sus ovejas cerca de Montserrat y descubrieron la imagen de madera en una cueva, en medio de un misterioso resplandor y cantos angelicales. Por órdenes del obispo de llevarla a la catedral, comenzó la procesión, pero no llegó a su destino, ya que la estatua se empezó a poner increíblemente pesada y difícil de manejar. Entonces fue depositada en una ermita cercana, y permaneció allí hasta que se construyó el actual monasterio benedictino


Descripción de la Imagen

La virgen es de talla románica de madera. Casi toda la estatua es dorada, excepto la cara y las manos de la Virgen y del Niño. Estas partes tienen un color entre negro y castaño. A diferencia de muchas estatuas antiguas que son negras debido a la naturaleza de la madera o a los efectos de la pintura original, el color oscuro de Ntra. Sra. de Montserrat se le atribuye a las innumerables velas y lámparas que durante siglos se han encendido ante la imagen día y noche. En virtud de esta coloración, la Virgen está catalogada entre las vírgenes negras. Por esto la llaman por cariño La Morenita. La estatua goza de gran estima como un tesoro religioso y por su valor artístico.

La estatua está sentada y mide 95 cm., un poco más de tres pies de altura. De acuerdo con el estilo románico, la figura es delgada, de cara alargada y delicada expresión. Una corona descansa sobre la cabeza de la Virgen y otra adorna la cabeza del Niño Jesús, que está sentado en sus piernas. Tiene un cojín que le sirve de banquillo o taburete para los pies y ella está sentada en un banquillo de patas grandes, con adornos en forma de cono.

El vestido consiste en una túnica y un manto de diseño dorado y sencillo. La cabeza de la Virgen la cubre un velo que va debajo de la corona y cae ligeramente sobre los hombros. Este velo también es dorado, pero lo realzan diseños geométricos de estrellas, cuadrados y rayas, acentuadas con sombras tenues. La mano derecha de la Virgen sostiene una esfera, mientras la izquierda se extiende hacia adelante con un gesto gracioso. El Niño Jesús está vestido de modo similar, por su puesto, con excepción del velo. Tiene la mano derecha levantada, dando la bendición, y la izquierda sostiene un objeto descrito como un cono de pino.

La estatua está ubicada en lo alto de la pared de una alcoba que queda detrás del altar principal. Directamente detrás de esta alcoba y de la estatua se encuentra un cuarto grande, llamado el Camarín de la Virgen. Este camarín puede acomodar a un grupo grande de personas, y desde ahí se puede rezar junto al trono de la Stma. Madre. A este cuarto se llega subiendo una monumental escalera de mármol, decorada con entalladuras y mosaicos.

El nombre de Montserrat, catalán, se refiere a la configuración de las montañas en donde se ubica su monasterio. Las piedras allí se elevan hacia el cielo en forma de sierra. Monte + sierra: Montserrat.

Visitada por los santos

Entre los santos que visitaron el lugar venerado se encuentran S. Pedro Nolasco, S. Raymundo de Peñafort, S. Vicente Ferrer, S. Francisco de Borja, S. Luis Gonzaga, S. José de Calasanz, S. Antonio María Claret y S. Ignacio de Loyola, que, siendo aún caballero, se confesó con uno de los monjes y pasó una noche orando ante la imagen de la Virgen. A unas cuantas millas queda Manresa, un santuario de peregrinación para la Compañía de Jesús, la orden Jesuita fundada por San Ignacio, pues encierra la cueva en donde el Santo se retiró del mundo y escribió sus Ejercicios Espirituales.


Artistas : Los grandes poetas Goethe y Federico Schiller escribieron acerca de la montaña; y Beethoven murió en Viena, en una casa que había sido un antiguo estado feudal de Montserrat. Además de esto, el lugar se hizo famoso gracias a Richard Wagner, quien utilizó el sitio para dos de sus óperas, Parsifal y Lohengrin.

Oración a Ntra. Sra. de Montserrat

Oh Madre Santa, Corazón de amor, Corazón de misericordia,
que siempre nos escucha y consuela, atiende a nuestras
súplicas. Como hijos tuyos, imploramos tu intercesión ante
tu Hijo Jesús.
Recibe con comprensión y compasión las peticiones que hoy
te presentamos, especialmente [se hace la petición].
¡Qué consuelo saber que tu Corazón está siempre abierto
para quienes recurren a ti!
Confiamos a tu tierno cuidado e intercesión a nuestros
seres queridos y a todos los que se sienten
enfermos, solos o heridos.
Ayúdanos, Santa Madre, a llevar nuestras cargas en esta vida
hasta que lleguemos a participar de la gloria eterna y la paz con Dios. Amén.
                    Nuestra Señora de Montserrat,
                        ruega por nosotros.

lunes, 25 de abril de 2011

Pensamiento Espiritual de Juan Pablo II

 

 "Seremos juzgados por el Amor"


La caridad debe ser el signo distintivo de los discípulos de Cristo.

Juan Pablo II
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Lo que realmente importa en la vida es que somos amados por Cristo y que nosotros, en respuesta, le amamos. En comparación con el amor de Jesús, todo lo demás es secundario. Y sin el amor de Jesús, todo es vano.

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En el Reino de los Cielos la única jerarquía será la del amor.

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Sin duda, el mal debe ser condenado y combatido, y el error debe ser descubierto y corregido; pero el modo de hacerlo debe ser siempre delicado y respetuoso, con la convicción de que cada uno lleva su dolor, su misterio y su angustia frente a la muerte y el más allá. Precisamente el hecho de que cada persona camine inexorablemente hacia la separación suprema debe colmar el espíritu de atención, caridad, paciencia y fraternidad. Debe guiarnos constantemente el ejemplo de Cristo, quien, a pesar de ser tan estricto en sus exigencias, decía a las multitudes y lo repite también hoy: «Venid a Mí todos los que estáis fatigados y oprimidos, que Yo os aliviaré. Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.»

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Dios quiere también que amemos a los demás. Aquí está el sentido de nuestra vida, en amar a Dios y a los demás, en amar a nuestros padres, hermanos y hermanas, a nuestros parientes y amigos, a todos los seres humanos, incluso a los que quizá nos hayan herido u ofendido. Amar al prójimo significa vivir para los otros, echándoles una mano, prestando servicio cuando se necesite, siendo justos, honrados y puros, amables, auténticos y bondadosos. Amar al prójimo quiere decir ayudar a construir un mundo mejor.

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Amar es preocuparse de las otras personas, aceptarlas, salir del propio camino para ayudarlas, servirlas y animarlas. Compartir con los otros el mundo y las cosas buenas, como Dios las ha compartido con nosotros. Amando a los demás descubriréis el sentido de la vida.
En este mundo tan atormentado por revoluciones, originadas por el odio y por la lucha, hace falta la revolución del amor; es necesario que esta revolución se muestre más fuerte. Esto es también el radicalismo del amor.

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Cuando se vive el amor, cuando se realiza el amor, cuando se hace vencer el amor en cada una de las circunstancias, entonces se hace ver a Dios. Esto no es sólo un programa abstracto, es un programa existencial. Es bueno que deis mucha importancia al testimonio, porque cada uno de estos testimonios lleva consigo la confirmación de este programa. Es bueno que el programa esté escrito más en los testimonios, en las experiencias vividas, que en el papel o en las teorías.

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Tenéis la grave responsabilidad de romper la cadena del odio que produce odio, y de la violencia que engendra violencia. Habéis de crear un mundo mejor que el de vuestros antepasados. Si no lo hacéis, la sangre seguirá corriendo; y mañana, las lágrimas darán testimonio del dolor de vuestros hijos. Os invito, pues, como hermano y amigo, a luchar con toda la energía de vuestra juventud contra el odio y la violencia, hasta que se restablezca el amor y la paz en vuestras naciones. Vosotros estáis llamados a enseñar a los demás la lección del amor, del amor cristiano, que es al mismo tiempo humano y divino. Estáis llamados a sustituir el odio con la civilización del amor.

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El hombre se afirma a sí mismo de manera más completa dándose. Ésta es la plena realización del mandamiento del amor. Ésta es también la plena verdad del hombre, una verdad que Cristo nos ha enseñado con Su vida.

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Para quien ha conocido y cree en el amor de Dios, lo único esencial es amar, tanto viviendo como muriendo. Y el sentido auténtico y pleno del vivir es dar la vida.

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Ser hombres nuevos interiormente es el presupuesto indispensable para construir una relación nueva con los otros. He aquí el otro aspecto de la novedad cristiana: en un mundo que, cuando no cede a la tentación de la violencia, asume frecuentemente como norma de conducta social una especie de razonado egoísmo, ¿no constituye acaso una propuesta de novedad revolucionaria la de construir las relaciones humanas sobre un sentimiento desinteresado como el del amor? Con todo, es precisamente esto lo que Jesús ha pedido a quienes creen en Él. ¿No dijo en la última Cena: «Un precepto nuevo os doy: que os améis los unos a los otros»?

domingo, 24 de abril de 2011

Domingo de Resurrección - Vigilia Pascual


"Al tercer día resucitó", en esta piedra angular se basa la fe cristiana. El Señor de la vida había muerto, pero ahora vive y triunfa.

El Domingo de Pascua es el día en el cual Jesús salió de su sepulcro. Este hecho es fundamental para el cristianismo. La historia cuenta que en cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.

Éste es el día de la esperanza universal, el día en que en torno al resucitado, se unen y se asocian todos los sufrimientos humanos, las desilusiones, las humillaciones, las cruces, la dignidad humana violada, la vida humana no respetada.

En la Resurrección la vocación cristiana descubre su misión: acercarla a todos los hombres.

El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. Por esta razón los cristianos con gran júbilo celebran este día la Misa Pascual del Domingo de Resurrección.

"En este día de tu triunfo sobre la muerte, que la humanidad encuentre en ti, Señor, la valentía de oponerse de manera solidaria a tantos males que nos afligen", clamó el jefe de la iglesia católica. (S.S. Juan Pablo II, 2004)

miércoles, 20 de abril de 2011

Video de la Torre Eiffel



La observas lentamente, admirando su línea, su silenciosa esbeltez y te preguntas... donde está el atractivo de esa gran torre de hierro, que representa al amor como ninguna otra en el mundo: LA TORRE EIFFEL. No puedes apartar tus ojos de ella; sientes la mano de tu compañero apretar la tuya, instintivamente en un gesto de unión, de cariño, de empatía. Y sonríes. ¿es su mano? ¿es la mirada quieta de la torre? ¿ es esa magia que parece desprender de su brillante figura?.

Miras a tu alrrededor, rodeado de gente, de turistas como tú la miran absortos. Pero estáis solos. Tu compañero, tú y la Torre. Y la melodia de la banda de acordeones que parecen trasladarse a principios de siglo. Francia, la Torre Eiffel, mon amour....

Autor : Javier Gómez

We'll always have Paris


martes, 19 de abril de 2011

La vie en rose


Des yeux qui font baisser les miens,
Un rire qui se perd sur sa bouche,
Voilà le portrait sans retouche
De l'homme auquel j'appartiens...

Quand il me prend dans ses bras,
Qu'il me parle tout bas,
Je vois la vie en rose;

Il me dit des mots d'amour,
Des mots de tous les jours,
Et ça m' fait quelque chose.

Il est entré dans mon coeur,
Une part de bonheur
Dont je connais la cause,

C'est lui pour moi,
moi pour lui dans la vie;
Il me l'a dit, l'a juré pour la vie;

Et dès que je l'aperçois,
Alors je sens en moi
Mon coeur qui bat.

Des nuits d'amour à plus finir,
Un grand bonheur qui prend sa place,
Les ennuis, les chagrins trépassent...
Heureux, heureux à en mourir!

Quand il me prend dans ses bras,
Qu'il me parle tout bas,
Je vois la vie en rose;

Il me dit des mots d'amour,
Des mots de tous les jours,
Et ça m' fait quelque chose.

Il est entré dans mon coeur,
Une part de bonheur
Dont je connais la cause,

C'est toi pour moi,moi pour toi dans la vie;
Tu me l'as dit, l'as juré pour la vie;

Et dès que je t'aperçois,
Alors je sens en moi
Mon coeur qui bat.